(Fotografía tomada en Diano Marina, Italia) Extrañar debería ser considerado una especie de tortura. La primera vez que me encontré extrañando a una persona, fue de pequeña, y la persona extrañada era mi madre. Mi madre fue el sol alrededor del cual yo orbité por muchos años. Nuestras salidas para ir a cenar algo distinto a lo que había en casa - graciosas salidas porque la comida que había en casa la había preparado ella; me acompañaba a almorzar cuando llegaba de la escuela, me preguntaba cómo me había ido y me regañaba si no comía el almuerzo; al hacer tareas estaba a su lado, ella cosiendo fundas de asiento, cabezales y demás, y yo a un ladito preguntándole alguna palabra desconocida sabiendo que ella respondería "búscala en el diccionario". Creo fue su intento de hacerme independiente ante un futuro impredecible. Si bien ha pasado más de una década desde que tomó la decisión más dura e importante, que no solo cambiaría su vida sino también de quienes la rodeaban, una nun
(Fotografía tomada por Raul Popadineti) Hace varios años pasé por una relación que me enseñó todo lo que una pareja no debía ser. En fin, decidí escribir esto para alguien que, a mi parecer, estaba pasando por una situación conocida para mí. Aquí dejo lo escrito. "Haber estado en ciertas situaciones me han llevado a un aprendizaje. Doloroso, tal vez necesario. Sé que no soy quién para decir lo que una persona pueda o tenga que hacer. Y muchas veces ni siquiera me importa lo que hagan o digan los demás y las consecuencias que aquello trae. Pero, pero, cuando se trata de gente que estimo y quiero, cambia la perspectiva. Y en este caso sabiendo lo que es estar confundida y aún así pendiente de un individuo que no se merece nada de ti, me pone peor. Yo seguía detrás de él: aún con las migajas que me daba, aquellas veces que decía o hacía algo que me causaba un llanto interminable, y muchos más episodios. Toda esa mierda me hacía preguntarme si yo estaba mal, si lo que hacía no era suf